En no pocas ocasiones, los horarios y condicionantes laborales interfieren la estructura de nuestras comidas cotidianas.
Bien por una jornada laboral continuada, bien un trabajo alejado del domicilio que impide ir y volver incluso con una jornada partida, quizá una actividad itinerante que dificulta programar el momento de comer, o trabajos nocturnos con horarios atípicos…
Comer fuera de casa, en días laborables, es una opción a la que se recurre frecuentemente por imposición o por sacar más partido a las horas de día, reduciendo traslados.
Son múltiples las razones que nos llevan a decidirnos por esta opción.

Se plantea, entonces, el dilema de elegir el formato: dónde comeré y qué.
Es esta una resolución de trascendencia, porque eso que comemos día tras día guarda las claves para conservar o degradar nuestro estado de salud.

En la práctica, el hecho de comer fuera a diario, suele acarrear inconvenientes.
En consulta, escucho frases como “mis análisis empeoran… o tengo malas digestiones… o duermo fatal… o estoy engordando… o me siento más cansado… o tengo mal humor… o se ha deteriorado mi piel… o sufro tal o cual dolencia… desde que como fuera de casa cada día”

Por ello, es importante buscar el modo de transformar estas comidas en una fuente de salud.
Tomar la responsabilidad de prepararse la comida diaria y transportarla al lugar de trabajo, establece unos buenos cimientos para la salud presente y futura.
Nos permite seleccionar ingredientes de mayor calidad y saludables, combinarlos a la medida de nuestra necesidad y cocinar con esmero y consciencia ese estupendo menú plagado de nutrientes y valiosa energía vital.
Siempre que buscamos salud, hemos de decantarnos por alimentos ecológicos, integrales, frescos y de temporada.

Según sea la situación específica de cada persona, daremos prioridad a diferentes aspectos: comida fría o caliente, recipiente único o diversos, cantidad, composición, etc. Se trata de cubrir las necesidades nutritivas, sin comer en exceso, asegurar un estado de actividad y agilidad física y mental para abordar el resto de la jornada con éxito y bienestar.

En primer lugar, nos ocuparemos de la infraestructura. Dedicar un poco de atención a prever estos detalles de intendencia es relevante para que el plan prospere a largo plazo.
Objetivo: evitar el engorro de afrontar cada día la tarea de resolver un puzle de envases, vasitos, platillos y tenedores.
Es importante contar con un recipiente adecuado y de fácil transporte; mejor aún si se puede comer directamente en él, sin tener que llevar un segundo cacharro al que trasvasar el alimento.

Para las comidas calientes, es recomendable contar con un termo que conserve bien la temperatura. De este modo tendrás el alimento caliente sin necesidad de recurrir a un microondas. Conviene que se adapte a las dimensiones que más te convengan y que tenga una boca suficientemente ancha para poder introducir el cubierto con comodidad; así evitarás tener que volcar su contenido en un bol.

Los menús apropiados para consumirse a temperatura ambiente, pueden ser transportados en un recipiente tipo táper, de cristal y con tapa de cierre hermético. Recomiendo que te hagas con el tamaño adecuado a la cantidad de comida que necesitas. No cargues con un trasto innecesariamente grande.

Contar con pequeños frascos, de cristal o de plástico vegetal ecológico, que tengan un buen cierre puede ser interesante para portar condimentos o acompañamientos.
Y hacerse con un par de cubiertos agradables y ligeros puede no estar de más.

Para completar el lote, podrías elegir una pequeña bolsa o mochila práctica y liviana que permita acomodar y ajustar los recipientes seleccionados, los cubiertos y una servilleta. Mejor si no sobra demasiado espacio.
Creo que lo tenemos todo… salvo el contenido.

Vamos a concretar ese punto pendiente, definiendo algunas posibilidades de menú de elaboración sencilla y de fácil transporte.

• Una opción muy familiar y muy completa consiste en recurrir a un plato de legumbre. Lentejas, garbanzos, alubias o judías azuki o mungo… cocinados con deliciosas y variadas verduras de temporada. Es interesante acompañarlo con cereal integral en grano cocido (mijo, quinoa, arroz…) que podrás mezclar o no con la leguminosa, a tu gusto.

• Otra solución estupenda, que admite formato frío o caliente, consiste en cocinar un cereal integral y servirlo con Verduras; las prepararás hervidas o al vapor o salteadas con un poco de aceite, aderezando quizá con unas gotas de salsa de soja y/o jengibre. Se podría rociar con unas semillas de lino o sésamo.
Queda abierta la posibilidad de acompañarlo con un poco de pescado o con huevo cocido, según tu necesidad y preferencia.

• Podrás resolver otro menú elaborando una Ensalada con una base abundante de quinoa o arroz integral cocido y/o garbanzos; resultará refrescante y nutritiva. Combina zanahoria, apio, nabo, rabanitos, rúculas o escarola, pepino, col o brécol… Quizá prefieras añadir algunas aceitunas o un poco de caballa o bonito… Alíñala moderadamente, con un buen aceite, limón, tamari, vinagre de manzana, umeboshi…

• Volviendo a lo caliente, te presento una sopa-potaje cocinada con cebolla y verduras variadas, un poco de aceite y sarraceno, a la que puedes añadir unos trocitos de tofu o seitán o tempeh o pescado; hará, sin duda, una comida saciante y completa.

• Otra sugerencia interesante consiste en elaborar un humus con garbanzos y acompañarlo con una ración de verduras cocinadas al vapor y/o crudas (coliflor, zanahoria, nabo, brécol, endivia, trigueros, hinojo…) y con una porción de cereal integral cocido con ajo-perejil.

• Te sugiero también adjuntar a una base arroz, quinoa o sarraceno, unas setas shiitake, calabacín y huevo cocido o una hamburguesa vegetal ecológica o unos filetes de tofu o tempeh cocinados a la plancha.

• Opcionalmente, si deseas un final de comida a modo de postre, puedes incluir en tu mochila una porción de compota de manzana cocinada con canela y unas poquitas pasas o un puñadito de almendras naturales.

• Como cierre gratificante y cálido, es posible preparar in situ un té o una infusión, si el contexto lo permite.

Con un poco de organización y unos días de rodaje lo tendrás todo controlado y habrás conseguido una fórmula perfecta para cuadrar tu agenda, para halagar a tu paladar y para deslumbrar a tu organismo con torrentes de salud y bienestar.

Que lo disfrutes.

 

Fdo.: Dra. Paz Bañuelos Irusta